Por norma general, desde hace unos años (cuando participaba en los hilos de Book Challenge y Escritos de LGG) me marcaba unas metas para cada año de escritura. Sin embargo, en 2018 no marqué nada, aunque sí tenía en mente que quería escribir mucho más y que ya era la hora de acabar algún proyecto. Así, a bote pronto, no sé si he escrito más o no. Creo que es uno de los años que menos he escrito, pero cuando he escrito me he pegado unos buenos atracones, por lo que, quizá cuando las cifras hablen, digan otras cosa.
Nuevo año y mucho más tiempo para volver a la carga. Todo el mundo está marcando sus propósitos para 2019 y esta vez yo he decidido no tener propósitos en sí porque luego al final no cumplo ni la mitad o me marco demasiadas cosas y son imposibles de abarcar. Son ya muchos años y me conozco, por muy bien que trabaje bajo presión, también trabajo muy bien con la mera ilusión y sin metas concretas, solo claras y generales, que buscan su propio camino. Por ello, retomo el blog con emoción, pero sin decir que voy a escribir x día todas las semanas, que una semana será de reseñas y otras sobre tips para escritores, y ese tipo de cosas. ¿Qué todo el mundo dice que es mejor marcarse y tener una cuadrícula? Sí, claro, a mí me encanta programar pero cada uno tiene sus modos y sus ritmos y para empezar, empezaremos así. A gusto y a lo loco. Empezar después de mucha preparación nunca me ha funcionado con esto, veamos si el no hacerlo, sí funciona. O, quizá, solo sea otro intento más. Pero, por una vez, sé que esto es de escribir lo que me apetezca en cada momento, de compartir lo que me ilusione ese día o durante esos días y cosas por el estilo. ¿Ya me entiendes, no?
¡Buenas! Soy Raquel S. Cambronero. Soñadora de historias. Devoradora de libros. Viajando por la Historia. Ya sabes, de esas que tienen mil sueños en la mochila.