Título original: The colour of magic

Autor: Terry Pratchett

Editorial: DeBolsillo

Fecha de publicación: (1983) 2003

Páginas: 288

Primer libro de la serie Mundodisco.

Sipnosis {Click}

¿Qué he aprendido leyendo El color de la magia? A mirar mucho más allá. La sencillez puede crear un mundo muy complejo. Pero, lo más importante, por raro que sea algo, si está bien construido, funciona. Asumimos que todo el mundo come con cuchara, tenedor y cuchillo y eso vale para un mundo realista, pero en un mundo fantástico, ¿por qué? ¿Por qué no puede haber otra cosa? Y, como ese ejemplo tan cotidiano, (que, en verdad, me he sacado de la manga y hubiera sido mejor coger alguno de los que el autor plasma en el libro) los hay a montones y sobre aspectos más comunes. Solemos creer que con dar un giro de 90º, 180º o 360º a lo que conocemos ya está, pero nuestras estructuras están tan fijas que a veces no nos damos cuenta de que, en realidad, podemos retorcer hacia dentro, hacia afuera, hacer un agujero o cualquier cosa a lo que conocemos.

Y la creación del mundo, por supuesto. Mundodisco está muy bien creado y eso que es su primer tomo. Pratchett era consciente del sitio en el que se movía o, al menos, eso es lo que parece. Y muchas veces parecer es más que ser en estos casos. Todo funciona con una lógica propia en este universo, pero funciona. Tiene sus propias normas, aunque sean las más extrañas. Es uno de los universos más inverosímiles con los que me he encontrado y, sin embargo, consigues adentrarte en él y sentirlo tangible. Creo que en las novelas de fantasía, así como en la ciencia ficción y similares, que el autor conozca el worldbuilding, que sea el guía turístico perfecto para su propio mundo, es necesario. Porque, quizá, al lector solo le das un atisbo de lo que tú en realidad sabes mucho más (je, como los que hemos hecho TFG sobre algo y en el libro de texto del instituto solo le dedican un párrafo), pero el mundo se convierte en algo real. Al menos, esa es la sensación que me ha dado Mundodisco.

Y ya centrándonos en el libro en sí, decidí adentrarme en el universo de Mundodisco porque había oído hablar muy bien de él y porque tenía muchas ganas de algo de humor (últimamente, me está dando mucho por ello a la hora de escribir). Y, por casualidad, me encontré el segundo libro en la tienda de segunda mano que suelo frecuentar, así que lo tomé como una señal, lo compré y me fui a la biblioteca a coger el primero. No sé qué me esperaba de este libro, pero, desde luego, me ha sorprendido y no era nada cómo lo esperaba. En mi Goodreads se puede ver perfectamente que he tardado bastante en leerlo para lo que yo suelo tardar. Esto ha pasado principalmente por un error propio: al terminarme el primer capítulo/parte creía que se trataba de relatos porque quedaba muy bien cerrado y lo dejé aparcado en favor de otro libro (más bien, otros muchos libros). Cuando me puse con el segundo capítulo/parte y me dí cuenta de que las aventuras de Ricenwind y Dosflores seguían, solo que cada parte se cierra a sí misma y el libro es el conjunto de una aventura muy larga. 

Tengo unas sensaciones muy raras con este libro. Por un lado, me ha costado mucho leerlo porque me perdía cada dos por tres y, cuando lo dejaba, no me apetecía ponerme de nuevo a leerlo. Pero, sin embargo, cada vez que lo tenía entre manos estaba totalmente enganchada a lo que estaba pasando, la construcción del mundo está muy desarrollada y me encantaban todos los detalles. Creo que lo mejor de este libro son los detalles o los datos curiosos que el autor te va dando. También hay que decir que soy una loca del worldbuilding y me apasiona cuando los autores se lo curran. 

La trama del libro es, plenamente, una historia de aventuras por un mundo que vamos conociendo poco a poco y de la manera más extravagante posible. La pluma de Pratchett es muy, muy, muy, chula. Es de esas maneras de escribir sencillas y claras que encierran toda una inmensa complejidad en sus palabras, de esas que dicen más de lo que parece. Y es que todo parece muy sencillo en la superficie, pero si te paras a ver lo que estás leyendo entre risa y risa, te das cuenta de que hay unos personajes icónicos, unas situaciones que te hacen pensar y un buen rollo (a pesar de que La Muerte aparezca como personaje recurrente más de una vez) que da muy buenas vibras.

Sinceramente, el principio de la historia de Ricenwind y Dosflores, meh, no entendía qué estaba pasando, no sabía qué me estaban contando (o sea, sí lo que pasaba pero no por qué algo así), aunque me cautivó con esa idea del mago Ricenwind al conocer la palabra "turista":

Turista, decidió Rincewind, significa idiota. 

Pero tiene unos golpes muy buenos y escenas que te hacen enganchar el libro hasta que terminan. Te dan ganas de rodar los ojos, darte una palmada en la frente o negar con la cabeza mientras te ríes porque sus protagonistas son bastante peculiares. Y el Mundodisco me tiene fascinada porque Pratchett lo hace muy tangible, te crees lo que te cuenta, te sientes paseando por cada uno de los escenarios que proponen en este primer mundo y, sin duda, quieres saber tanto de A'Tuin como de la gente de Krull.

Aunque en principio no ha cumplido completamente mis expectativas  (que iban muy altas porque me esperaba la gran obra maestra del año, todo hay que decirlo), en general me ha gustado bastante y me ha picado la curiosidad lo suficiente para continuar leyendo más novelas sobre este universo. Además, he leído que este es de los más flojitos porque es el primero, por lo que, todavía estoy convencida que, al final, sí encontraré la obra maestra que esperaba. Y, sí, es uno de esos libros recomendables, especialmente por su worldbuilding, por su humor y por su manera de transportarte al Mundodisco en cuanto retomabas la lectura.

Por aquí os dejo una guía para empezar a leer Mundodisco que salió hace nada en la web de Origen Cuántico escrita por Carla Campos. Ya lo comenté por Twitter pero, seguramente, si la hubiera tenido a mano yo habría empezado por lo que parece que se conoce como la Saga de las Brujas. Aun así, ha sido un placer conocer a Rincewind y Dosflores y seguir su camino. Sin duda, yo voy a seguir por ahí.