¿Qué he aprendido de Rojo, blanco y sangre azul? Me ha recordado lo importante que es escribir aquello que te gusta. Disfrutar escribiendo para hacer disfrutar mientras leen. En una época en la que la escritura se ha convertido ya en un pilar fundamental en mi vida y cada vez intento aprender más para mejorar mi «yo escritora», a veces olvido la base. Y la base es muy clara: diviértete, ama lo que escribes y ten mucho entusiasmo por ello. Este libro me ha hecho recordar que no todo lo perfecto es la octava maravilla; que, muchas veces, en la simpleza y en lo más cercano está la calidad. 

También creo que es un libro que muestra muy bien que no hay un único tono o forma de escribir que vaya a tener «éxito». El estilo de escritura que tiene no es el usual, no es el que tiene grandes frases rimbombantes que te atacan el corazón y te lo dejan hecho pedazos. Pero tiene un tono que hace que te rías cada dos por tres, que tengas una sonrisa en la boca y que niegues con la cabeza, divertida, porque «madre mía, esto no puede ser, me muero». Y eso puede ser tan sumamente importante como acariciar las palabras, moldear la escena o crear unos personajes que sean puro todoterreno y pura realidad.

En fin, Rojo, blanco y sangre azul me ha recordado que el primer fan de tu novela debes ser tú misma. Se nota (o, al menos, así me lo parece) que Casey Macquiston disfrutó mucho escribiendo  y ese cariño y naturalidad se aprecia en cada una de sus páginas.

Y ya entrando en la novela en sí, el libro me llegó en el momento que me tenía que llegar. Fue una lectura conjunta, de esas que no te esperas y una amiga te cuela. Así que sí, caí. Fue al inicio de la cuarentena y el tono tan fresco que tiene me dio un poco de vida también. Ese es otro de los puntos fuertes de la novela: no te deja indiferente porque el tono, la historia y la forma de contarla te afecta de una manera u otra; te vas a formar una opinión de Rojo, blanco y sangre azul. Personalmente no me ha súper encandilado cómo he visto que ha hecho con la mayoría, pero sí que disfruté muchísimo de su lectura. Me encantó toparme con este libro y es una de esas historias que te planteas releer cuando te apetece que algo te levante el ánimo. Vamos, al estilo de todas esas comedias románticas que te has chupado quinientas veces y ya te sabes los diálogos. Películas a la que acudes porque sabes que te van a volver a sacar una sonrisa y te van a hacer sentir bien.

Había cosas que no me parecían creíbles, tanto en personajes como en situaciones, y otras que considero que están un poco cogidas con pinzas. En ocasiones, me daba la sensación de que los personajes actuaban de cierta manera porque le venía bien a la historia y no tanto porque fuese así su personalidad. De hecho, en más de una conversación confundí a Alex y Henry mientras hablaban entre sí. Pero, aun así, los personajes me gustaron, me reí con ellos y me encantaba que apareciesen los secundarios. La situación, la verdad, es que es pura fantasía para fangirlear. O sea, eso pasa en la vida real y me tenéis 24/7 comentándolo con mis amigos. Y puesto que el contexto es tan particular, lógicamente, da escenas muy diferentes a las que podrías encontrar en cualquier otra novela, salvo que también tengas implicadas a personas del estilo. Daba igual lo evidente de lo puestas que estaban las escenas porque la historia lo necesitaba así, yo me las bebía una detrás de otra súper emocionada (aunque he de admitir que a mí los correos se me hicieron eternos). Eso sí, la estructura de los capítulos no he terminado de entenderla. A mí parecer había escenas con poca relación entre sí que iban en el mismo capítulo y cuando había capítulos cortos funcionaba mejor.


¿Lo que más me ha gustado? Lo fino que hila la autora. Me gusta mucho el humor que tiene. Cuela muy bien las referencias culturales actuales (¡y hay muchas!) y, sí, es una novela de su tiempo. También me dio pena que no hubiera más del contexto político en el que se mueven porque era una de las cosas que más llamativas, ya no solo por lo interesante de meterte una relación prohibida en ese ambiente, si no porque creo que daba unas posibilidades muy chulas y me hubiera gustado que se explotase más. Pero, sin duda, lo genial de la novela es lo entretenida que te mantiene y las risas que te saca sin darte cuenta.

Es uno de esos libros que, pese a verles cosillas a rectificar y momentos en los que arrugas la nariz (solo le pediría que estuviera un pelín más pulido para haber estado en una montaña rusa de emociones todo el libro), no puedes evitar recomendar. Se disfruta. Se lee bien. Te hace sentir guay. Fangirleas, fangirleas mucho. Y el plus de poder leerlo con varios amigos a la vez es una maravilla porque es un libro perfecto para ir comentando. Si te apetece leerlo, no lo dudes porque no defrauda. Es justo lo que te prometen que es y te va a enganchar.