No me da tiempo ni a dejar el maletín sobre la cama al llegar a casa cuando veo, de pura casualidad, que mi móvil está recibiendo una llamada. Lógicamente, está en silencio porque estaba en clase y todavía no lo había puesto en sonido. El número es desconocido y frunzo la nariz porque en los últimos días me han llamado de propaganda muchas veces. Sin embargo, por lo que sea, decido cogerlo cuando ya lleva unos segundos sonando. Una ligera intuición de esas que no sabes muy bien por qué te dan pero que, luego, agradeces. No tardan en decirme cuál es la razón de la llamada: he ganado el primer premio del certamen de cuentos que se celebra en mi pueblo a nivel comarcal.
Llevaba años diciendo que tenía que empezar a presentar escritos a editoriales. Era muy consciente de los concursos que existen desde hacía mucho, gracias a webs como la de Escritores.org o, más recientemente, Twitter y algunos de los varios blogs que sigo. Pero nunca terminaba de decidirme o nunca llegaba a tener nada completado para la fecha (todos esos Premios Jordi que quise intentar serán una espinita clavada durante mucho tiempo y para siempre). Pero, aun así, creo que todo esto es más bien cuestión de que llega un momento en el que las cosas pasan. Al final aparece la determinación y ocurren. Y creo que para mí el punto de inflexión ha sido este año.
Finales de enero de 2019. Estaba echando un ojo a las convocatorias y concursos que estaban abiertos para los próximos meses porque ya me apetece ponerme en serio con esto de escribir y empezar a probar en algunos sitios. Había encontrado algunas opciones que me parecían buenas y me atraían (esto último lo más importante, no hay que escribir forzadamente) y la emoción me hizo empezar a pensar en historias que podría desarrollar dentro de lo que se pedían. Desempolvé viejas ideas, eché un vistazo a mi larga lista de "posibles proyectos e ideas" y alguna nueva nació. Empecé a abrir documentos para ponerlo por escrito y que fuera más real. Y, entonces, pasó. Me dí cuenta. Estaba planificando, estaba diciéndome a mí misma que hasta que no tuviera todo atado y más o menos ubicado no empezaría a escribir.
Desde hace muchos años con mis amigas intento de llevar un club de lectura (que a veces se amplía también a películas cuando a mis amigas que nos les gusta tanto leer se apuntan) y ha tenido sus altibajos. Pero la idea persiste y todavía seguimos intentado leer juntos para poder comentar los libros. Por ello, la versión de este año ha sido hacer un Reading Challenge. Estuvimos echando un vistazo y pensando cosas que nos apetecería leer a lo largo del año. Y esta ha sido la lista que nos ha salido (para algunas categorías ya tenemos ideas, otras irán un poco a lo que vaya saliendo y otras habrá que buscarlas más concienzudamente esto nos pasa por hacernos las chulas):
Al final cumplí eso de pasarme por aquí cuando me apeteciera y lo que el tiempo me permitiera, sin presiones. Y, bueno, podemos decir que no es mucho lo que me he pasado en enero. Pero, al menos, tenía esto presente y estoy preparando (en mantillas totalmente todavía) entradas sobre proyectos que tengo empezados y estoy barajando alguna idea sobre la que hablar/escribir (arrancando y amoldándome a esto como quién dice).
Por norma general, desde hace unos años (cuando participaba en los hilos de Book Challenge y Escritos de LGG) me marcaba unas metas para cada año de escritura. Sin embargo, en 2018 no marqué nada, aunque sí tenía en mente que quería escribir mucho más y que ya era la hora de acabar algún proyecto. Así, a bote pronto, no sé si he escrito más o no. Creo que es uno de los años que menos he escrito, pero cuando he escrito me he pegado unos buenos atracones, por lo que, quizá cuando las cifras hablen, digan otras cosa.
Nuevo año y mucho más tiempo para volver a la carga. Todo el mundo está marcando sus propósitos para 2019 y esta vez yo he decidido no tener propósitos en sí porque luego al final no cumplo ni la mitad o me marco demasiadas cosas y son imposibles de abarcar. Son ya muchos años y me conozco, por muy bien que trabaje bajo presión, también trabajo muy bien con la mera ilusión y sin metas concretas, solo claras y generales, que buscan su propio camino. Por ello, retomo el blog con emoción, pero sin decir que voy a escribir x día todas las semanas, que una semana será de reseñas y otras sobre tips para escritores, y ese tipo de cosas. ¿Qué todo el mundo dice que es mejor marcarse y tener una cuadrícula? Sí, claro, a mí me encanta programar pero cada uno tiene sus modos y sus ritmos y para empezar, empezaremos así. A gusto y a lo loco. Empezar después de mucha preparación nunca me ha funcionado con esto, veamos si el no hacerlo, sí funciona. O, quizá, solo sea otro intento más. Pero, por una vez, sé que esto es de escribir lo que me apetezca en cada momento, de compartir lo que me ilusione ese día o durante esos días y cosas por el estilo. ¿Ya me entiendes, no?
¡Buenas! Soy Raquel S. Cambronero. Soñadora de historias. Devoradora de libros. Viajando por la Historia. Ya sabes, de esas que tienen mil sueños en la mochila.